Cada vez aumenta más la probabilidad de enfrentarse a una enfermedad autoinmune a lo largo de nuestra vida, incluso muchas veces sin saberlo, ya que nuestro sistema inmunitario es uno de los que más sufren las consecuencias negativas de nuestro estilo de vida occidental, estresante y tóxico.
En cambio, en nuestra sociedad se tiene la idea general de que las enfermedades caen del cielo, como si te tocasen en una rifa de la que ni siquiera llevas papeletas, y ante esta idea parece razonable resignarse y aceptar casi sin preguntar porque es lo que me ha tocado. Pero en la mayoría de los casos esta es una idea equivocada. Muchas de esas enfermedades que nos tocan en la vida en realidad son trastornos autoinmunes que aparecen cuando nuestro organismo está confundido por muchas causas posibles, y si algo me ha enseñado la naturopatía es que las funciones del organismo se puede reeducar, el equilibrio se puede recuperar en muchos casos y nuestro terreno puede cambiar para que no tengan lugar determinadas enfermedades.

Es cierto que las enfermedades autoinmunes son difíciles de clasificar, cuantificar e identificar, pero según la medicina moderna, además, no se pueden curar porque son “enfermedades de causa desconocida y crónicas”. Realmente la causa si que es conocida: el sistema inmune se desequilibra, se confunde y ataca al propio cuerpo. ¿Y por qué pasa esto?, esta es la segunda pregunta importante. Según la medicina alopática no se sabe por qué ocurre y tampoco se sabe cómo se cura, por eso etiqueta la enfermedad como crónica argumentando que lo único que podemos hacer es minimizar los síntomas durante toda la vida, lo que sin duda resulta muy rentable a los laboratorios farmacéuticos, a costa de la resignación de las personas que las sufren.

En cambio la naturopatía y otras disciplinas parasanitarias tienen una visión más amplia de la enfermedad autoinmune y por lo tanto de sus tratamientos.

Si sufres un trastorno autoinmune, entender en qué consiste tu desequilibrio y tener una conciencia global de tu salud te alejará de la resignación y te hará investigar para encontrar una posible salida, lo que es el primer paso para la recuperación. Sin embargo cuando te diagnostican una enfermedad de este tipo es muy raro que te expliquen esto, más bien se limitan a decirte que te ha tocado X enfermedad y que no hay nada que hacer salvo tomar un coctel de pastillas durante el resto de nuestra vida, aunque tengas 14 años y el resto de tu vida sea muuuucho tiempo aún. Y es que parece mucho más rentable etiquetar lo que te pasa con el nombre de una enfermedad incurable y misteriosa, como si de una sentencia se tratase, que explicarte que sufres un desequilibrio que a veces se puede revertir, aunque no sea gracias a la industria farmacológica y aunque no tengamos todas las respuestas.
Estas son algunas de las enfermedades autoinmunes más frecuentes:

  • psoriasis
  • asma
  • lupus
  • fibromialgia
  • esclerosis múltiple
  • espondilitis anquilosante
  • artritis reumatoide
  • enfermedad de Crohn (intestino / colon irritable)
  • hepatitis autoinmune
  • enfermedad celiaca
  • tiroiditis autoinmune
  • diabetes mellitus
  • alergia
  • etc.

Todas estas enfermedades tienen en común un trastorno autoinmune de fondo, pero son pocas las personas diagnosticadas que lo saben, y mucho menos que su trastorno en otros países no se considera una enfermedad crónica, sino un desequilibrio reversible que no requiere resignación ni tratamiento antiinflamatorio o corticoesteroide de por vida.

Existen alternativas para tratar muchas enfermedades autoinmunes, independiente de que sigas tomando tu tratamiento farmacológico paliativo. En este tipo de enfermedades más que en otros casos, entender que debemos tratar a toda la persona en su conjunto, más allá de sus etiquetas y enfermedades, es el único camino hacia el bienestar verdadero y profundo, y el único camino que permitirá que nuestro trastorno deje de ser «crónico» para nosotros.

Elena Cibrián,
Coaching sanitario y naturopatía
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