Una ruptura amorosa, una enfermedad, un trabajo que nos produce frustración o una crisis personal o existencial suelen despertar en nosotros una fuerte necesidad de cambiar de vida. Pero entonces ¿por dónde empezar? ¿qué cambiar?.

De repente esa necesidad invade nuestra vida, nos controla y comenzamos a buscar una vida mejor con ansia, con prisa y con gran decisión. De repente vemos con claridad que lo que necesitamos ahora es un cambio radical. Y así comenzamos por hacernos un corte de pelo atrevido, nos vamos de viaje solos para ver si llega la inspiración, nos tatuamos, nos apuntamos a tai chi y cambiamos la decoración de nuestra casa, ¿te suena todo esto?. Pero la inspiración sigue sin llegar, seguimos sin encontrar un camino que nos haga sentir bien. ¿Por qué nada de esto es suficiente?. Pues porque el cambio que necesitamos en ese momento no es exterior, sino interior y hasta que no trabajes en ello, nada, ni una casa más grande, ni un nuevo trabajo ni nada, podrán acallar esa necesidad de cambio. Enhorabuena, tu evolución personal ha comenzado, pero como en los coches, la potencia sin control es peligrosa.

Entonces, cómo consigo el cambio ¿por dónde empiezo?

1. Reduce tu ansiedad. La misma necesidad de cambio aumenta nuestra ansiedad y el estrés que genera no deja ver ni pensar con claridad. Para, respira y céntrate sólo en alcanzar la calma. Es el primer paso imprescindible. El miedo, la rabia, la baja autoestima y el caos mental no son buenos consejeros y seguramente te harán tomar decisiones equivocadas y dar palos de ciego que aumentarán tu frustración.

2. Hazte las preguntas correctas. Comienza por ¿por qué quiero cambiar? ¿cómo me gustaría que fuese mi vida? ¿qué es lo que necesito en este momento en realidad?. Encontrar estas respuestas no es tarea sencilla y es posible que te des cuenta de que en realidad no sabes donde quieres llegar, es decir, lo que realmente sientes es una necesidad de huir. A lo mejor no necesitas cambiar tanto, quizá nada de tu vida “externa” esté mal, quizá estás huyendo de un sentimiento que viaja contigo allá donde vayas o tal vez lo ideal para ti sería cambiar la forma en que percibes tu entorno.

3. Encuentra la coherencia en tu decisión de cambiar. Parece obvio que si quieres cambiar tienes que hacer cambios, no? Pues no suele ser tan obvio en realidad… muchas personas necesitan cambiar pero no quieren cambiar, otras quieren cambiar, pero quieren seguir haciendo lo mismo, otras personas necesitan cambiar, quieren cambiar, pero no encuentran el valor para hacerlo… Como ves, encontrar la coherencia y hacer que nuestro corazón, nuestra mente y nuestros pies sigan el mismo camino no es tan sencillo como parece y requiere de un trabajo consciente.

4. Ponte una meta y después no pienses en ella. Es muy importante definir una meta buena para nosotros, no cualquier meta fruto de la desesperación. Es una tarea importante y debes dedicar el tiempo necesario a este punto. Una vez definida, lo ideal es centrarse en objetivos más pequeños que podamos alcanzar rápidamente, así evitarás sentirte muy lejos de conseguirlo y encontrarás recompensas que reforzarán tu camino. Por ejemplo, imaginemos que has decidido cuidarte y perder 10 kilos, lo ideal será ir paso a paso, idear un plan adaptado a ti y centrarte en los pequeños objetivos del día a día: deshacernos de la comida de nuestra cocina que no queremos comer, organizar nuestra agenda para salir a pasear todos los días, buscar una amiga que nos acompañe en nuestro paseo diario, hacer una lista de la compra ideal, contar a la familia que hemos comenzado un cambio y necesitamos de su apoyo, etc. Cada día, tu energía y atención se volcarán en estas tareas que podrás tachar de tu lista, te reconfortarán y te darán sensación de avanzar. En cambio, si cada día te levantas con la única idea de “adelgazar”, tu ansiedad se verá desbordada.

5. Ten la mente abierta a nuevas soluciones. En este camino se te plantearán nuevas dificultades, retos a los que nunca antes te has enfrentado y situaciones desconocidas para ti, por lo que será muy positivo que cuentes con nuevas ideas y nuevas formas de afrontar todo esto, y para ello nada mejor que tener la mente abierta y aumentar nuestra biblioteca de recursos. Así después de un tiempo y cuando las aguas se calmen te encontrarás a ti mismo diciendo algo como “quién me iba a decir a mi que esto iba a venirme tan bien”. Enriquecer nuestra vida, ampliar nuestros registros, probar cosas nuevas o ver situaciones con diferentes enfoques nos darán una mayor seguridad en nosotros mismos y aumentará nuestras posibilidades de éxito.

6. Pide ayuda. Todo esto que hemos comentado en los puntos anteriores, es muy fácil de decir pero muy difícil de conseguir sin ayuda. Desde dentro, cegados por el miedo, la ansiedad y la insatisfacción es complicado encontrar la claridad mental necesaria para responder todas estas preguntas e idear un plan de ruta que podamos seguir sin desviarnos. Por eso, lo mejor es contar con un profesional, un terapeuta o coach que te aporte la firmeza que necesitas y te acompañe en el camino. La familia y los amigos también tendrán un papel importante en este camino y su apoyo te ayudará, pero seguramente no sean buenos guías porque no son objetivos y estarán influenciados por miedos, intereses y prejuicios normales de la gente que nos quiere y nos rodea.

Si sientes que necesitas un cambio pero no encuentras la serenidad ni las respuestas que necesitas, coméntame tu caso y juntas vamos a desenredar la madeja que te impide llegar a tus objetivos. Podemos realizar una terapia por escrito, desde mi consulta online o podemos vernos en persona en mi despacho de Madrid, para lo que será necesario que reserves una cita con antelación.

Elena Cibrián,
Coaching sanitario y naturopatía
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