Este es quizá uno de los artículos más personales que he publicado, y es que la fertilidad es mi especialidad terapéutica pero además mi talón de Aquiles personal.He elegido un titular que parece obvio pero no lo es. Muchas veces se piensa que para lograr
el embarazo hace falta tomar vitaminas, estabilidad laboral, adelgazar, ahorrar dinero, trabajo o no trabajo o cualquier otro tema circunstancial, dando por hecho que la fertilidad está ahí o en el peor de los casos es fácil de recuperar mediante un tratamiento de reproducción asistida, pero esto no es así y cada vez son más los casos de infertilidad en nuestra sociedad. Lo único y primero que necesitas para quedarte embarazada es fertilidad, y si no consigues el embarazo después de 6 meses es que tu pareja o tú tenéis algún problema digan lo que digan las analíticas de hormonas. Los análisis y pruebas diagnósticas clásicas descartan atrofias físicas o problemas hormonales severos, pero si tu médico no te pregunta qué comes y cómo te sientes no puede saber si estás sana o no, sólo si tus ovarios están vivos o muertos o si su función es más o menos eficaz, pero esto no es suficiente porque necesitamos una vista panorámica, una visión global de nuestras salud. Las analíticas deberían ser sólo el punto de partida, ni mucho menos el punto final.
La infertilidad es un problema cada vez más frecuente entre mujeres de entre 32 y 40 años, que es precisamente la edad socialmente aceptada y recomendada para tener hijos. Y este es el primer problema de esta “epidemia” que se expande a una velocidad que asusta.

Sin duda, el hecho de retrasar cada vez más la maternidad es algo antinatural (desde un punto de vista biológico), porque pretender quedarnos embarazadas justo cuando nuestro sistema reproductor comienza su declive, es cuanto menos ir contracorriente…, pero quizá en muchos casos sea por falta de datos como estos:

  • nacemos con aproximadamente 1 millón de ovocitos, que son óvulos inmaduros, pero aunque parecen muchos, la mayoría de estos ovocitos mueren en los ovarios sin llegar a ser útiles nunca
  • el número de óvulos que llegan a la madurez es limitado, nuestra reserva de óvulos para toda nuestra vida es de aproximadamente 350 óvulos
  • los óvulos se dañan fácilmente por muchas causas, y al contrario que otras células los óvulos no son capaces de autorrepararse, por lo que no solo debemos preocuparnos por la cantidad sino también por su calidad
  • hasta los 25 años la probabilidad de embarazo es del 40%, a los 35 años la probabilidad desciende al 25% y a partir de los 40 existe tan solo un 15% de probabilidad aproximada de quedar embarazada de forma natural o asistida
  • las técnicas de reproducción asistida comunes: inseminación artificial y fecundación in vitro, tienen solo un 25% aproximado de probabilidades de éxito a partir de los 37 años (datos de SEF, Sociedad Española de Fertilidad). La probabilidad de éxito es casi igual a la probabilidad de éxito si lo intentásemos de forma natural.

Con todos estos datos en la mano, muchas mujeres sin duda planificarían su maternidad de manera diferente y el comodín de la reproducción asistida se caería del pedestal en que se sitúa actualmente.

Pero entonces, ¿intentar el embarazo a los 33 años nos asegurará el embarazo? No, porque la edad es solo un factor en esta cadena milagrosa que desemboca en embarazo. Por ejemplo en mi caso personal, comencé a buscar el embarazo a los 27, a muy buena edad, pero aún así viví 5 largos años de infertilidad, pruebas diagnósticas de todo tipo, llantos y frustración. Los protocolos “oficiales” en estos casos están bien marcados, ¿rangos hormonales aceptables?, ¿trompas de falopio despejadas?, ¿quistes extirpados? ¿espermatozoides a punto? Pues entonces eres fértil, a practicar sexo!!. Esto los 6 primeros meses te convence, después de 1 año sin conseguir embarazo te frustra, pero después de 3 años escuchando lo mismo ya no te crees nada. ¡Claro que tengo un problema aunque vosotros no lo veáis! Algo no estará bien cuando después de 4 años no consigo el embarazo a pesar de mi buena salud, no?.

Durante los 5 años de calvario médico, conseguí muchas analíticas perfectas, 2 intervenciones quirúrgicas (una de ellas para reparar a la anterior), sensación de culpa e incomprensión y muchos comentarios hirientes por parte de ginecólogos y ginecólogas que solo sabían recomendarme un tratamiento de reproducción asistida. Pero claro, aún siendo estudiante parasanitaria y posteriormente terapeuta, no podía dejar de confiar en ellos porque para eso eran los especialistas, verdad?. Bueno, hoy en día sé que solo algunos ginecólogos merecen ese título, sin duda muchos menos de los que lo ostentan.

Pero durante esos años también conseguí cosas muy importantes y que marcaron el resto de mi vida. No solo practiqué yoga, estudié mucho, descubrí la acupuntura, la homeopatía, el neurofeedback y estupendos suplementos, sino que además dejé de fumar, de lo que me siento muy orgullosa. Pero además, lo más importante es que comprendí que son muchos los factores que influyen en la fertilidad, lo que me regaló a mi hijo, y aunque yo necesité dar muchos palos de ciego hasta descubrirlo hoy sé que otras mujeres no tienen que pasar por lo mismo si reciben la ayuda y el acompañamiento necesario. No es un proceso solo mecánico, químico o físico, sino que también es un proceso energético y emocional, casi mágico si nos ceñimos a significado estricto de esta palabra, por eso necesitamos un tratamiento global, que nos ayude a recuperar el equilibrio con todo lo que esto implique, y no solo para conseguir un embarazo de forma natural sino también un embarazo por inseminación o in vitro. Por mucho dinero que tengas para pagar el mejor tratamiento de fertilidad, por muchos óvulos, hormonas o espermatozoides que se encuentren en tu útero, al final necesitarás una chispa de energía (energía mitocondrial y energía vital) y unas condiciones específicas para que la vida nazca y crezca durante 9 meses: el estrés, la salud de tus mucosas, tus nutrientes, tu toxicidad, tus hábitos, tu sistema inmune, tu salud emocional y tu energía vital determinarán si eres más o menos fértil y por lo tanto es donde trabajaremos desde la naturopatía.

En mi caso, si pudiese volver atrás no gastaría tanta energía y tiempo en caminos que hoy se que no iban conmigo, y antes de lanzarme a seguir los pasos establecidos dejándome llevar, me pararía a pensar y a buscar la ayuda que realmente necesitaba. No me conformaría con menos y tengo claro que no volvería a pasar por lo mismo, pero no solo por mis estudios y mi experiencia profesional sino por mi experiencia vital, incluyendo las heridas que han quedado. Por todo esto puedo ayudar a otras mujeres que están pasando por lo mismo, no solo con datos, dietas y suplementos, sino con empatía y un entendimiento muy íntimo de su problema, desde un enfoque global, personal y mucho más natural. Con esto no quiero decir que descarto los tratamientos de reproducción asistida, sino que deberían ser la última opción y no la primera en el tratamiento de la infertilidad, porque lo conseguido desde el camino natural aumentará la probabilidad de embarazo ya sea por fecundación natural o artificial, porque mejorar la fertilidad es el primer paso necesario y el paso más lógico.

Si has decidido tener un hijo pero no lo consigues y te sientes perdida, yo puedo ayudarte a mejorar tu fertilidad. Consúltame tu caso y veremos qué necesitas y cómo conseguirlo.

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Elena Cibrián,
Coaching sanitario y naturopatía
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