Tenía muchas ganas de escribir una artículo y explicar bien mi enfoque acerca de las intolerancias porque existe una creencia demasiado generalizada y limitante de que esta esta es la causa de casi todo lo que nos ocurre. Existe mucha confusión con lo que se puede o no se puede comer, tanto que a veces se convierte en miedo a comer ciertos alimentos y se llega a producir un problema mucho más grave que una intolerancia digestiva.

Por ofreceros un dato para comenzar os cuento que en los últimos 3 meses de 2021 he llevado 55 casos, entre ellos casos de dermatitis atópica infantil, fibromialgia, acné, infertilidad, ansiedad, artritis, asma, candidiasis, lupus, insomnio… pues en TODOS los casos (55 de 55), las personas han llegado a mi con sospecha o certeza de intolerancias alimentarias: intolerancia al gluten, intolerancia a la lactosa, intolerancia a la fructosa. Estos parecen ser los nuevos Jinetes del Apocalipsis alimentario, pero no lo son. El problema es otro y es lo que te voy a tratar de explicar en estas líneas.

¿Qué es una intolerancia alimentaria?

Una intolerancia alimentaria es una dificultad más o menos drástica para digerir algún alimento o grupo de alimentos, como por ejemplo el gluten (proteína) de algunas harinas, la fructosa (azúcar) de las frutas o la lactosa (azúcar) de los lácteos. También podemos encontrar dificultad para tolerar cierta cantidad de fibra, como por ejemplo la que encontramos en las pieles de las legumbres o los espárragos.

Un sistema digestivo sano segrega una cantidad suficiente de bilis, sales, enzimas y jugos gástricos para digerir correctamente todos los alimentos, al igual que ha de recibir suficiente riego sanguíneo y nervioso. También ha de contar con una mucosa adecuada y una buena motilidad. Cuando no toleramos bien un alimento es porque no contamos con las herramientas necesarias para hacerlo. Por ejemplo si no contamos con la enzima lactasa en nuestro intestino, no digerimos bien la lactosa. Ante esta situación podemos hacer tres cosas:

  • 1. Dejar de tomar lácteos para siempre.
  • 2. Tomar suplementos de enzimas para siempre.
  • 3. Recuperar nuestra nuestra salud y nuestra tolerancia.

Ante esto mucha gente me pregunta ¿pero esto es posible? Se puede recuperar? Claro!!. No digo que sea tan rápido ni tan fácil como tomar unos suplementos, pero claro que se puede recuperar la tolerancia alimentaria y la salud digestiva, casi siempre al 100%. De hecho siempre digo que es uno de los trastornos de salud más sencillos de revertir en mi consulta.

Todas estas intolerancias alimentarias suelen ser TEMPORALES y CIRCUNSTANCIALES, y este es el quid de la cuestión. Entender esto es fundamental para recuperar la salud que es de lo que se trata en realidad.

Por cierto, llegados a este punto toca hacer una aclaración: una intolerancia NO es una alergia alimentaria, no tiene mucho que ver y se dan en terrenos diferentes. Los síntomas son diferentes también.

¿Por qué se producen las intolerancias alimentarias?

Las intolerancias se producen por desadaptación, por toxicidad y erosión digestiva o por debilidad metabólica. O por las tres causas a la vez en muchos casos.

La desadaptación digestiva llega cuando el cuerpo se olvida de cómo se digiere ese alimento: por ejemplo si haces una dieta muy limpia y rígida y llevas 3 meses sin comer pan blanco (gluten), cuando te comas un bocadillo de calamares en las fiestas de tu pueblo sentirás que la digestión es pesada, que sufres gases o incluso puedes tener algo de diarrea. Tu cuerpo se ha olvidado de lo que tiene que hacer con esa molécula tan grande de gluten, así que se comportará torpemente.

La toxicidad y erosión del tubo digestivo ocurre cuando sufrimos o hemos sufrido alguna infección mal tratada. Candidiasis, Elicobacter Pylori, E-coli, parásitos o cualquier infección vírica. Muchas veces sufrimos estas infecciones en silencio durante años y producen una erosión digestiva y un exceso de tóxicos que impiden una buena digestión de los alimentos en general, y de algunos más complejos en particular.

La debilidad metabólica es la madre de la mayoría de los trastornos de salud de nuestra era moderna. Ocurre cuando el cuerpo llega a un punto de debilidad en el comienza a trabajar al límite, los sistemas funcionan mal y todo el organismo se desequilibra. Quizá no llega a enfermar, pero el desequilibrio nos provoca mucho malestar físico y emocional. La base de este problema es que el cuerpo no tiene energía suficiente (ATP, T3, Colesterol, neurotransmisores…) para mantener unos tejidos sanos y una hormonación óptima. Entonces no secretamos suficientes enzimas, ni suficiente bilis, ni una cantidad óptima de hormonas, ni conseguimos suficiente motilidad intestinal, ni una mucosa digestiva saludable… estamos en “modo avión” y todo nuestro organismo, incluyendo nuestra digestión, sufre las consecuencias.

En todos estos casos de alteración de salud encontramos síntomas parecidos, no siempre se dan todos, pero si la mayoría de ellos:

  • Gases
  • Hinchazón abdominal
  • Cólicos (dolor)
  • Heces pastosas
  • Diarreas/estreñimiento
  • Ardores/acidez
  • Naúseas

Entonces, ¿cuál es el verdadero problema? ¿Qué tengo que hacer ante una intolerancia alimentaria?

Si has leído hasta aquí ya podrás hacerte una idea de que las intolerancias no son el problema en realidad, sino una consecuencia más de un problema de fondo. En mi opinión lo interesante y lo realmente necesario para revertir un problema de salud es tratar la raíz del problema, cambiar el terreno que está desequilibrado recuperando tu energía, trabajando con tu ansiedad y estrés, descubriendo si sufres infecciones (por los síntomas y tu estado de salud se puede dedicir con facilidad) y reeducando tu sistema digestivo para que recuperes tu naturalidad y salud alimentaria.

Pero entonces si tengo problemas digestivos ¿elimino el gluten, la fructosa y la lactosa de mi dieta?

Depende. Se que esta respuesta es un poco “irritante” pero es que es la única respuesta posible para ciertas preguntas como esta. Si sufres síntomas muy agudos a veces es necesario tomar medidas más drásticas, pero por lo general no soy partidaria de eliminar alimentos o grupos de alimentos completos. Podemos cuidar la calidad del alimento, la forma de cocinarlo, la combinación de alimentos, la cantidad… hay mucho por hacer antes de llegar al punto de eliminar de nuestra vida de forma radical un grupo de alimentos.

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¿Te resuena todo esto que he contado? Si sufres síntomas digestivos o cualquier otro trastorno de salud y sospechas que no toleras bien algún alimento, la buena noticia es que tiene solución y en general no es un problema crónico ni mucho menos. Te animo a que tomes las riendas y te pongas a trabajar en recuperar tu salud porque el tema de las intolerancias va mucho más allá del problema de comer sin pan o elegir una leche sin lactosa.

Ponte en contacto conmigo para reservar una cita y contarme tu caso y así podré elaborar un plan de cambio de terreno para ti que te devuelva la salud y la libertad nutricional.

 

Elena Cibrián
Consulta de Naturopatía
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