Quizá sin saber cómo ni porqué has llegado a un punto en tu vida de cansancio extremo, de agotamiento emocional, de apatía mental… Te cuesta levantarte por la mañana, no tienes fuerzas para nada, ya no te apetece hacer deporte, no sientes apetito sexual y tus rutinas diarias se han convertido en un peso que arrastras día tras día. Así no puedes seguir y además te asustas porque sientes que algo no va bien, normal… Entonces vas a tu médico de cabecera que te manda análisis de sangre, pero al ver los resultados ve que no tienes nada grave y deduce que es algo psicológico, por lo que te manda Lexatin u Orfidal para que duermas mejor y descanses. También te da cita para que dentro de 2 meses te vea el psicólogo de la Seguridad Social, pero mientras tú sigues hecho polvo y no te quedas nada convencido. ¿Te suena?, a mi si porque mucha gente llega a mi consulta con un relato similar. Si este protocolo sanitario tampoco te convence a ti, enhorabuena, tan solo por eso estás más cerca de la solución; no has obtenido las respuestas que necesitabas y sientes con claridad que hay algo más, que algo en tu cuerpo (y no solo en tu mente) no va bien. Muy posiblemente tengas razón.

Cuando sentimos un cansancio especial, diferente al cansancio que hemos sentido otras veces, posiblemente se trate de un desequilibrio hormonal que hace que tu metabolismo se bloquee, que tus músculos se debiliten y que tus impulsos nerviosos y neurotransmisores no cumplan su función correctamente. Literalmente estás agotado o agotada, porque las glándulas que se encargan de producir toda esa química que tú sientes como energía vital, han reducido su función casi al mínimo, como una esponja que ha soltado su última gota.

Si te sientes agotado, puede estar pasando esto en tu cuerpo: 

  • Tu producción de serotonina y melatonina ha disminuido, por eso te sientes mal y duermes mal.
  • Tu producción de cortisol y epinefrina también se ha reducido mucho.
  • El delicado equilibrio entre la glucosa y la insulina se ha ido al traste.
  • Tus electrolitos se alteran (Potasio, Magnesio, Fósforo, Sodio, Cloro y Calcio).
  • No produces suficientes cantidades de estradiol y progesterona.

Más allá de sentir cansancio, todo este desequilibrio ¿cómo afecta a tu salud?

  • Te sientes deprimido/a e irritable.
  • Duermes mal.
  • Enfermas más, sobre todo gripes, catarros, candidiasis, gastroenteritis, herpes…
  • Aparecen alergias nuevas.
  • Digieres peor los alimentos, incluso pueden surgir intolerancias.
  • Tu peso ha cambiado, te sientes hinchado/a y retienes líquidos.
  • Tus músculos no responden bien, sientes calambres y te lesionas con facilidad.
  • Tienes hambre y muchos antojos.
  • No consigues adelgazar.
  • Sientes frío.
  • A veces sientes taquicardias o pequeñas arritmias.
  • Tu menstruación ya no es regular o ha desaparecido, por lo tanto eres menos o nada fértil.
  • Te duele la cabeza y te cuesta concentrarte.

¿Por qué te pasa esto?

Bueno, pues esta pregunta la podría responder mejor si te conociese y hubiese estudiado tu caso, pero me aventuro a adivinar que has sufrido mucho estrés unos meses atrás, un trauma o tienes un “agujero negro emocioal” en tu vida que te acompaña hace tiempo y al que te has acostumbrado. También podrías sufrir un trastorno hormonal o autoinmune sin diagnosticar o mal tratado, también algún desequilibrio nutricional…, pero simplificando, la lógica nos dice que “algo” se agota cuando se ha usado mucho, se ha usado mal, se ha consumido rápido y no ha dado tiempo a que se reponga. Si aplicas esta definición a ti mismo y tu vida, quizá encuentres respuestas. Aún así te aconsejo que pidas ayuda.

Si te has sentido identificada o identificado al leer este artículo, estás en el buen camino. Buscar respuestas es el primer paso y el más importante. Pero la solución que necesitas ha de ser global e integral, porque debe reparar el daño físico, emocional y energético. Más allá de tomar multivitamínicos o jalea real, que sin duda pueden ayudar, necesitas un cambio de terreno profundo, una buena nutrición y un cuidado especial para ti. Si quieres que te ayude no dudes en pedirme una cita en mi despacho de Madrid o por Skype si estamos lejos. Puedes sentirte mejor, no te resignes y sigue dando pasitos.

Elena Cibrián
Consulta de Naturopatía

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