Seguramente te suenen todos estos términos del titular, pero sobre todo hay uno bien conocido por toda mujer occidental de nuestro siglo: las cándidas vaginales (u hongos vaginales)… ¿no te has preguntado por qué nuestra salud vaginal se ve tan comprometida hoy en día? ¿por qué esto a nuestras abuelas no les pasaba? Te voy a dar algunas claves y respuestas para tu salud vaginal.
Si alguna vez has sufrido cándidas vaginales te sonará el término pH y si no te sonará de tus días de ciencias de instituto : ), el caso es que el pH es el coeficiente que nos indica si un entorno acuoso es ácido o alcalino y esto es muy importante porque cualquier variación hacia un extremo o el contrario puede resultar muy grave, por eso nuestro organismo lucha cada segundo por mantener el equilibrio de pH en cada fluido que nos recorre, aunque a veces se lo pongamos muy difícil como en el caso de nuestro pH vaginal….
Cada fluido de nuestro cuerpo: sangre, saliva, flujo vaginal, mucosa gástrica, orina, etc. tiene su propio pH óptimo para su función. Unos fluidos son más ácidos, como los jugos gástricos y otros son más alcalinos, como la sangre. En el caso del pH vaginal, encontramos mucha variación dependiendo de la edad y el día del cicl menstrual en el que nos encontramos si es que estamos en edad fértil, tanto es así que los días previos a la menstruación nuestro pH será de un 4 aproximadamente, durante la menstruación el pH puede ser de 7 y en el resto de días del ciclo será de 5 más o menos. Hablamos de una escala del 1 al 14, en el que el pH neutro será de 7, menor de 7 se considera acidez y mayor de 7 se considera alcalinidad, así pues, nuestro flujo vaginal es más ácido en la segunda mitad del ciclo para proteger de infecciones una posible gestación y algo menos ácido (pero ácido también) el resto del ciclo. En la infancia y en el periodo menopausico el pH vaginal es más alcalino, siendo aproximadamente neutro (7.0).
Con todos estos datos ya nos hacemos una idea de lo importante que es mantener un pH óptimo para nuestro entorno vaginal, pero teniendo en cuenta que ese pH óptimo variará cada día según nuestras circunstancias específicas, debemos reconocer que nadie ni nada mejor para decidir ese nivel de pH que nuestro propio organismo. Esto quiere decir que los jabones con pH neutro y otras sustancias para la higiene íntima no harán sino alterar nuestro propio pH y ponérselo difícil a nuestro organismo para mantener el nivel de pH oportuno en cada circunstancia. ¿Qué sabrá el jabón si nuestra vagina necesita hoy un pH neutro, más ácido o más alcalino? Sólo nuestro metabolismo lo sabe gracias a miles de años de evolución. Así que ya tenemos el primer enemigo de nuestra salud vaginal: los jabones, y en especial los de higiene íntima.
Otra enemiga de la mujer y su vagina es la moda. La moda de usar toallitas húmedas higiénicas en vez de papel higiénico, salvaslips clorados casi a diario, compresas recubiertas de plástico y otros agentes extraños y además la moda de usar ropa estrecha, elástica, teñida con tintes tóxicos que favorecen poca oxigenación y circulación.
Por si esto no fuera poco, tenemos que añadir la moda de depilar el pubis, tanto que se elimina casi la totalidad del pelo púbico en muchos casos, eliminando así nuestra primera barrera defensiva vaginal. Esto no solo altera el pH de toda la mucosa genital, sino que deja totalmente desprotegida la zona ya que el pelo púbico es una defensa física muy importante ante las bacterias y otros patógenos de la zona anal. Así que cuanto más te depiles más facilidad tendrás para sufrir infecciones de orina, cistitis e infecciones vaginales.
Y aquí, después de enfrentarnos a los 2 enemigos principales: jabones, productos de higiene íntima y eliminación del vello púbico, suele comenzar el círculo vicioso, porque a más infecciones más preocupación por la limpieza, la higiene y la depilación, lo que al contrario de lo que se pretende agrava el problema, aumenta la desprotección y el desequilibrio.
Pero además de esto también nos enfrentamos a una deficiente flora intestinal y una dieta muy rica en azúcares simples. Una flora intestinal deficiente, consecuencia del estrés, mala alimentación, exceso de medicamentación, antibióticos, etc. produce cambios drásticos en la biodiversidad de nuestros intestinos y ya sabemos que donde no manda patrón, manda marinero: es decir las bacterias y hongos «malos» se descontrolan, aumentan sus colonias y campan por nuestro organismo con poco control. Esto es lo que ocurre con el hongo cándida albicans, que habita en nuestro intestino en armonía y bajo control de nuestra microbiota, pero que cuando esta desaparece o se debilita crece y coloniza cada vez más espacio en nuestro tubo digestivo hasta nuestra vagina.
Con respecto a la dieta también es clave para mantener nuestra salud vaginal, ya que una dieta adecuada por un lado favorece un sistema inmune equilibrado y por otro mantiene el pH comenzando por la mucosa digestiva, manteniendo un buen «hábitat» para nuestra microbiota. Una dieta muy ácida (exceso de azúcar, sal y otros tóxicos metabólicos) favorece la destrucción de la flora bacteriana y aumenta la necesidad de acidez de nuestra vagina y vulva, y además, alimenta literalmente a ciertos hongos como el responsable de la candidiasis.
¿Repasamos los enemigos de tu vagina?
- Jabones y otros productos de higiene íntima, incluso los de pH ácido o neutro
- Salvaslips y compresas cloradas y de plástico
- Toallitas húmedas en vez de papel higiénico
- Depilación excesiva
- Ropa ajustada y tejidos con residuos tóxicos (tintes o suavizantes por ejemplo)
- Flora intestinal alterada
- Dieta rica en azúcares simples
Si estás harta de sufrir cándidas e infecciones de orina cada dos por tres, repasa esta lista y procura cambiar tus hábitos para respetar las necesidades de tu salud vaginal, pero si no sabes por donde empezar o necesitas una ayuda extra podemos vernos en mi consulta de Madrid y elaborar un plan para restaurar tu salud y que recuperes el equilibrio que te aleje de estas molestas infecciones.
Elena Cibrián,
Coaching sanitario y naturopatía
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